domingo, 27 de julio de 2025

Poesía por Palestina

 



 

Entre las piernas

la mujer hace milagros

con agua

en una botella

acomoda los ciclos de la luna

bautiza al niño

parido a la vista de un dron

enjuaga la herida

que deja un nonato

abortado en el frío de un suelo

indolente a su exilio

 

una mujer con agua

en una botella

entre las piernas

insiste en la vida

desafía la lógica

de la aniquilación. 

Viviana Núñez Cabral, Lago Puelo.



Primavera en Gaza

 

Acá es otoño

caen las hojas

se desprenden de las ramas

a veces el viento

las dispersa y llegan

más lejos

de lo uno

podría imaginar.

Caen las hojas

acá es otoño

pero en Gaza

en Gaza es primavera

y lo que caen son misiles

no es culpa del viento

se desprenden

surcan el cielo

trazan su parábola de muerte

caen

caen y llegan más allá

de lo que uno

es capaz de imaginar

acá es otoñó

álamos y abedules

incendian el horizonte

esa luz vegetal ilumina

el fondo gris de un cielo denso

que parece besar la tierra

 

es otoño aquí

álamos y abedules arden

pero allá en Gaza

es primavera y lo que arde

son las casas los cultivos

las personas

que se incendian y se elevan

en columnas de humo denso

tan gris tan denso

que devoran el cielo

 

acá es otoño

los días se hacen cortos

se siente el frío

y las primeras nevadas llegan

algunas especies migran

otras descienden

eluden el rigor del clima

buscan comida

dicen los que saben:

"recolección de alimento

y construcción de refugios"

 

es otoño aquí

y se acortan los días

pero en Gaza

en Gaza es primavera

no hay refugio

no hay acopio de alimentos

los días son largos

y

lo que se acorta

               es la vida.

Ariel Navalesi, Bariloche.

 

 

espero la noche para correr las cortinas y apagar las luces

la noche en la luz de los bombardeos

 

mejor no esperar la noche no

explotan yacimientos

las fugas de nuestra tierra que no da para más

 

cuando nací mi abuela escuchó los gritos de la escuelita

y los demás sólo los silencios

 

no es lo mismo

no

aunque el desierto se vea similar

Verónica Padin, Neuquén.



Colona

 

La señora/la colona

dice que Dios

Nuestro Señor

El Bienamado

El Uno

que el Padre de Abraham

El Justo

Fuente de Divina Providencia

le habló

 

Yavhé

El Innombrable

Tata Yayay Dios

Rabí, Alá, el Cristo Padre

volvió Su Rostro Misericordioso

hacia ella

 

que es la elegida

                            -le dijo- El Santo, El Trino

para eliminar el hambre de los niños

¿o era al revés?

  

Viviana Núñez Cabral, Lago Puelo.

 

amo el olivo

           y sus ramas torcidas

el verde agrisado

        de sus hojas

 

amo el olivo

           y sus frutos calcinados

¿habrá paz?

 

Gerardo Burton, Neuquén.

 

Alcances

 

Un hilo se le escurre

entre el pudor y las rodillas

no alcanzan las manos

los días no alcanzan

para contenerlo

 

mira su vestido húmedo, oscuro

cree que la alcanzó un proyectil

tal vez el pedazo de esquina

de una casa

donde guardó la risa

 

piensa que caerá

parada en una sola pierna

pero no

no hubo disparos todavía

todavía conserva las dos piernas

 

humillada su ilusión de niña

se desvestirá y volverá a vestirse

en carpas

rodeada por extraños

que son ahora su familia

 

los hombres desvían las miradas

las madres apartan a sus críos

otra mujer le alcanza una botella

 

no hay lugar para el pudor

o la ilusión

sangrará hasta que en su cuerpo

domine el hambre

 

no alcanzan las manos

ni los días

 

Viviana Núñez Cabral, Lago Puelo. 

 

Desafío

 

Átenme

prohíbanme los libros

          los cigarros

obstruyan mi boca con arena

la poesía es sangre

el agua de los ojos

se imprime con las uñas

las órbitas

las cuchillas

La proclamaré en la cárcel

en el baño

           en la cantera

bajo un látigo

violencia de las cadenas

 

Un millón de pájaros

sobre las ramas de mi corazón

inventan el himno combatiente

 

 

Mahmud Darwich, Palestina.

 

 

Veo desde mi cama una percha vacía

una cajonera

el estante donde apilo las remeras

una silla

 

Y si entrara por el triángulo de vidrio un

misil

un soplido de metralla

 

qué vergüenza el armario lleno e inútil

las voladuras

estrellándose contra la silla

donde quedan a la noche

las medias enrolladas.

 

Y entonces un brazo de bebé

una espaldita

el frío

 

no querría mirar

ni estar a salvo

fuera

de la pequeña palabra

 

gaza.

 

Silvia Urtubey, Dina Huapi.

 

Mariam

 

Mariam dice que pesa la olla de hierro

donde su madre revuelve las lentejas

que le dobla la espalda

isabel dice que pesa la corona

que le heredó su abuela

una montaña de luz

pero

que no le dobla la cabeza

burton dice que cada chelín

se extrajo de un charco de sangre

para la guerra

lo mismo que en la india, que en malvinas, que en paraguay

libre navegación libre comercio libre cambio

libertad a la tierra prometida

muerte a la barbarie ¡viva la civilización!

la reina fue prolífera en los huevos de sus zánganos

y los devora puntualmente

con té rojo

a las cinco de la tarde.

 

Viviana Núñez Cabral, Lago Puelo.


Si debo morir

 

Si debo morir,

​debes vivir

para contar mi historia​

​vender mis cosas

​comprar un trozo de tela

​y algunas cuerdas,

​(hazlo blanco con una cola larga)

​para que un niño, en algún lugar de Gaza,

​mientras mira el cielo a los ojos

​esperando a su padre que se fue en llamas

​y no se despidió de nadie,

​ni siquiera para sí mismo,

​vea la cometa, mi cometa que hiciste, volando arriba

​y piense por un momento que hay un ángel allí

​trayendo de vuelta el amor.

​Si debo morir

​deja que traiga esperanza

​deja que sea un cuento.

 

Refaat Alareer, Palestina

 

 

 ESCRIBE MI NOMBRE

Escribe mi nombre en mi pierna, mamá.
Usa el marcador permanente negro
con la tinta que no corre
si se moja,
el que no se derrite si está expuesto al calor.

Escribe mi nombre en mi pierna, mamá.
Haz las líneas gruesas y claras.
Añade tus adornos especiales
para que pueda consolarme al ver la letra de mi mamá
cuando me voy a dormir.

Escribe mi nombre en mi pierna, mamá
y en las piernas de mis hermanas y hermanos.
De esta manera estaremos juntos.
De esta manera seremos conocidos como tus hijos.

Escribe mi nombre en mi pierna, mamá
y por favor escribe tu nombre y el nombre de Baba en tus piernas
también así seremos recordados como una familia.

Escribe mi nombre en mi pierna, mamá.
No agregues ningún número como cuando nací
o la dirección de nuestra casa.
No quiero que el mundo me incluya como un número
tengo un nombre y no soy un numero.

Escribe mi nombre en mi pierna, mamá.
Cuando la bomba golpee nuestra casa
cuando las paredes aplasten nuestros cráneos y huesos
nuestras piernas contarán nuestra historia,
cómo no había ningún lugar para que corriéramos.
Zeina Azzam, Palestina

 

 

Regreso a Batman 

a Adnan Özer


He llegado a esta ciudad hundida bajo los soles del desierto.

Perdura vencida de fe, antes que la misma tierra expatriada.

El río es un pequeño cuenco empotrado en la rudeza del valle.

El viento un alarido perenne. La luna fuga, a veces, del espanto.

Aquí espero encontrarte noble poeta, envuelto en tus pasiones,

la barba sedienta de vino amable, la espada oculta en el tiempo.


Has cumplido la promesa de tributar tu rebeldía ante la barbarie.

Nadie es indiferente frente a una guerra sin honor y sin destino.

Batman ya no es tu infancia. Solo, padeces el dolor del poema

que anda entre las piedras, esquiva el cálculo de la metralla,

ofrenda el coraje de los pobres, sepulta el cadáver del hambre.

En cada mañana, cada tarde, cultivas las semillas de otro exilio.


Hombres y mujeres van contigo, al acecho del cielo.

En la insobornable oscuridad tal vez la noche los tiente a mirarse.

Verán la sangre de sus manos sujeta al carro de los indefensos.

Alcanzarán la orilla para ahogarse en el impiadoso espejismo.

Cavarán sus propias tumbas para luego profanarlas de olvido.


Ahora la lluvia habla por ti, la misma lluvia de la infancia

corre hacia los trenes, embriagada del heroísmo de la inocencia.

El niño ha regresado con ella a la ciudad de los fantasmas.

Y tú sigues hasta el fondo del desierto, a domar el dolor de frente.


César Bisso


RAZONES PARA SOBREVIVIR A LA GUERRA

Voy a darme una ducha larga y caliente sin que me importe cuánta agua uso
Voy a buscar mis chocolates favoritos y encontrarlos todos en los estantes del almacén.
Voy a comprar demasiados vestidos.
Habrá ceremonias de matrimonios y fiestas ruidosas en los salones de bodas.
Nos reiremos con nuestros amigos, esperando por la gran torta y comeremos nuestro pedazo ávidamente
Volveremos cansados de la alegría, solo de la alegría.
Nos sacaremos nuestros zapatos y gentilmente pondremos nuestros deseos debajo de la almohada.
Nos dormiremos rápido, y la noche estará tranquila.
Nos levantaremos a la mañana con la ligereza del rocío sobre las hojas.
Escucharemos canciones de mañana, contemplaremos el sol y su sonrisa con el olor a café.
Correremos por el pasto hasta el final del campo.
Tomaremos fotos hermosas, cuando las ramas del árbol proyecten sus sombras sobre el camino,
como un pavo real desplegando sus plumas coloridas.
Vamos a reconstruir una Gaza que nunca muere.
Una vez más, saludaremos a nuestros mártires.
SAHAR RABAH, Palestina
y recitaremos poemas de amor a las rosas que crecen detrás de nuestras ventanas.
Las casas volverán a levantarse, abrazando a todos los niños que la guerra había arrojado a las carpas.
Susurraremos en sus oídos,
tienen que volver a la escuela mañana.
Todos los aviones de guerra desaparecerán, y nuestros cielos y sueños claros regresarán.
Laila soplará su primera vela de cumpleaños y dirá sus primeras palabras.
Amará el color de la bandera en el mástil:
Negra, blanca, verde y roja.
Palestina será libre como todos los países.

SAHAR RABAH, Palestina

                                     

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